sábado, 15 de septiembre de 2012

Conflictos, recuerdos y esencia

Marzo de 2012
«Comienzan los conflictos internos. Y que a nadie se le ocurra preguntar de qué tipo, o si son morales, nada, ¿entendido?
»Lo cierto es que los conflictos no aparecen hasta que no estamos mínimamente incómodos con algo. Si todo va bien, ¿cómo puede aparecer un conflicto interno, un dilema o cualquier otra cuestión? Bueno, vale, vale. Puede que no desees tu propia felicidad y bla, bla, bla. Ahora dime, a parte de ese caso extremo y particular... No aparecen, no.
»Bah, da igual. Realmente no importa en absoluto que yo tenga un conflicto, en qué radique o qué solución tenga pensado darle. Creo que hasta a mí me da igual de momento. Es mejor saber acerda de qué voy a decidir bien antes de de decidir nada...
»No recuerdo la última vez que disfruté realmente de una cerveza. Bueno, sí, una es fácil, hace poco, la semana pasada... Pero hablo de una sentada. Esas tardes normales y corrientes donde lo mínimo eran cuatro y podían alargarse. Esas tarde y esas noches... [...]
»Pero bueno, solo son recuerdos.
»Y una voz responde: «¿Qué somos sino recuerdos y experiencias?». Cierto, somos eso. De no ser por los recuerdos seríamos errores de la naturaleza. Quiero decir, definitivamente. Es algo que hay que asumir. Y no sólo asumir.»