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sábado, 16 de abril de 2011

Fe, ideales, Libertad, Revolución, organización, autocensura y fracaso

¿De dónde sale la fe? Naturalmente, no es innata... Una persona cualquiera no tiene fe porqué sí. Una persona cualquiera tiene fe porqué sus compañeros (o mejor dicho, sus seres allegados, su familia) así se lo inculca. Una persona tiene fe porqué no tiene motivos para no tenerla. Cuando se trata, como siempre, de niños pequeños y maleables, no les cuesta trabajo el creer en hadas y duendes, en Dios o en “valores universales” como la Igualdad, el Bien, la Justicia, o incluso el Mal. Si no se destruye de alguna forma esa “fe”, permanece durante tiempo. Y los niños se convierten en adultos, en adultos que creen en hadas y duendes, en adultos que creen en Dios o en adultos que creen en valores universales como son la Justicia, la Igualdad, el Bien y el Mal.
Sin embargo, esta es la realidad: una realidad en la que no tienen cabida ni jamás la encontrarán ni hadas ni duendes, no se encontrará ningún Dios, no se encontrará Igualdad, no se encontrará Justicia, no se encontrará el Bien ni el Mal. Y lo que es todavía más desesperante que cualquier otra cosa, no hay Libertad.
De la Libertad no puede existir otra cosa que su fe. Y yo me pregunto, ¿por qué diablos miles y miles de personas tienen fe en cosas tan absurdas como un Dios? ¿por qué no pueden tener fe en la Libertad? ¿Por qué diablos no se lucha por la Libertad si se ha luchado por ideales como Dios, se ha luchado, se ha matado a miles y miles de personas, miles y miles de personas han matado solo por “defender al verdadero Dios” cuando sencillamente no hay ninguno?
Lo que es cierto es que si no hay Igualdad, no puede haber Libertad, pues Libertad en desigualdad es una soberana estupidez. Si no hay igualdad real, no habrá libertad. El plan B sería la creación de nuevos conceptos reales y efectivos, no como la Libertad que no causa más que daños. Entraríamos en algo así como un atentado moral, en una inmoralidad impermisible, en teoría, pues las inmoralidades también impermisibles son aplaudidas por los poderosos, o sería mejor decir por los payasos. Ellos deberían demostrar quienes son realmente, me exaspera y me crispa es la insultante pasividad del pueblo. No quiere saber nada de nada. No quiere luchar, no quiere comprometerse. Por eso es el propio pueblo, títere de los poderosos, de los payasos,el que lucha por eliminar la inmoralidad de aquellos que atentan contra la moral dictada por verdaderos dictadores y represores, por los otros inmoralistas. Los llamados con desprecio revolucionarios son inmoralistas que actúan contra la verdadera inmoralidad. Es peor vivir así, como una moral uniforme, autómata, conformista; que ser inmoralista y revelarse contra ella.
Desgraciadamente, la victoria de la revolución pasa por la organización. Y la organización implica la renuncia a ideales, por eso el “desgraciadamente”. Porqué para conseguir un sueño puede que tengamos que renunciar al resto. Porqué entonces no seremos víctimas de los dictadores disfrazados de poderosos payasos. Entonces no será ellos quienes nos amordacen y nos coloquen grilletes y cadenas, no serán ellos los que maten nuestros ideales e incluso a nosotros mismos, no serán ellos los que censuren. Seremos nosotros mismos los que debamos amordazarnos con el fin de callar, seremos nosotros los que nos colocaremos grilletes y cadenas con el fin de dejar de actuar, dejar de luchar. Seremos nosotros mismos los que matemos nuestros propios ideales, seremos nosotros mismos los que decidamos darnos muerte matando nuestro espíritu. Estaremos obligados a sacrificarnos por el pueblo, por un pueblo que nos despreciará por perturbar su tranquilidad. Seremos nosotros mismos los que nos despreciemos por habernos fallado, por habernos rendido, por habernos entregado y haber acallado nuestras propias reivindicaciones. Los que sobrevivan a ello no serán en absoluto como deberían ser y decían ser.
La Revolución solo puede triunfar si nos sacrificamos por ella y además se renueva constantemente. Los que la comenzaron morirán pronto, muy pronto. Tal vez no mueran las personas, pero morirán sus ideales, los ideales que defendemos, o morirá la fuerza con al que los defendemos. Es necesario renovar a los revolucionarios, renovar a aquellos que defienden los ideales revolucionarios, renovar las fuerzas. O si no es así, la Revolución morirá joven.

sábado, 8 de enero de 2011

La dependencia creadora

El asco, la angustia, la agonía, la opresión lo invaden todo, absolutamente todos y cada uno de los miserables resquicios que puedan quedar en el mundo. En este mundo. En mi mundo, en el que habito y del que no puedo escapar. Bueno, puede que hayan algunas evasiones pero son inseguras con lo que se deberían aparcar.
La absoluta y necesaria dependencia.
A cada paso cae un muro y se levanta otro. A cada paso se libera un ideal y se oprime otro. A cada paso se defiende una idea y se ataca a otra. A cada paso la destrucción acompaña a la creación. Pues sin destrucción no hay creación.
Ésta es también la absoluta y necesaria dependencia.
Resulta tan evidente que en este preciso momento la explicación y la argumentación para no apoyar sinó para hacer ver, la real dependencia existente, su necesidad y el hecho de que sin ella no habría nada, absolutamente nada. Todo, absolutamente todo, se basa en una relación de dependencia tanto con las aparentes "insignificancias" como en todo, en el conjunto que lo engloba todo, la totalidad conocida y también la desconocida.
Podría decirse que el arjé, el principio creador es la propia dependencia.

martes, 14 de septiembre de 2010

¡Atención! ¡Está pasando!

Martes 6 de julio de 2010

«Debo estar siempre preparado, o se me escurrirá una vez más entre los dedos» (Jean-Paul Sartre; La náusea)

¿Acaso no es cierto? Siempre están pasando cosas, la mayoría, la inmensa mayoría insignificantes, pero cuando pasa algo realmente digno de mención lo hace entre otras muchas cosas insignificantes. Por eso no lo solemos ver. Y por eso mismo, a veces le damos demasiada importancia a lo que vemos que realmente, no significa nada. Para conseguir ver lo realmente relevante, es neesario saber cómo verlo. ¿Cómo se puede ver? Esa es una pregunta para la que todavía no he encontrado una clara respuesta. No por ello, por no saber exactamente cómo verlo, hay que dejarse abatir, hay que seguir intentándolo, poniéndo empeño, aun haciéndolo a ciegas, sin conocimiento certero alguno.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Inestabilidad, cambio, evolución

Martes 6 de julio de 2010

Cuando está la búsqueda de la verdad, de la realidad verdadera, cuando de por medio está el conocimiento y como meta -la adquisición, por supuesto-, de nuevos conocimientos, la lectura; el cambio es algo inevitable. Sólo el ser es inmutable cuando éste vive felizmente en la ignorancia. Los que saben y, es más, aquellos que quieren saber, renuncian a la seguridad que proporciona la ignorancia, que es justificación de todos y cada uno de los actos llevados a cabo, repetitivos porqué no hay cambios.
Cuando hay estabilidad, no hay cambios. Nadie se preocupa en absoluto por la búsqueda de un conocimiento que es totalmente innecesario. ¿Cómo va a haber cambio alguno si todo es perfecto, si no hay inestabilidad? Es dentro de la inestabilidad cuando el individuo puede tomar conciencia de lo que él mismo supone y, entonces, desarrollarse, evolucionar, CONOCER. Porqué no se puede pensar en el futuro cuando no se conoce nada del pasado. Los hilos que manejaron el puente a la perdición, a la guerra. Porqué son en periodos de inestabilidad cuando los límites desaparecen, cuando la propia expresión, sin tapujos ni límites, tiene lugar. Es entonces cuando la persona indicada puede posar su atención en ti. Pero también la persona menos indicada, aquella a la cual tus ideas no deberían llegar con el fin de la preservación bien propia -de tí y tus ideas- o de algo mucho más general, mucho más global. ¿Acaso Nietzsche no fue empleado como escudo, como escusa, como pretexto, como justificación, por Hitler?
Pero de la misma forma se puede llegar a la persona o las personas indicadas: a los profesores y a los estudiantes. Es su mente, o su corazón para algunos, lo que debemos alcanzar si deseamos que el cambio sea fructífero, que se lleve a cabo. Porqué sin ellos, que suponen los cimientos del futuro más próximo, del presente, no se puede cambiar nada, no se puede cambiar la sociedad. No sólo hay que despertar el pensamiento, el juicio, la independencia, la libertad ganada (no regalada) de los individuos, hay que cambiar la sociedad. Porqué parece como si grupo de individuos y sociedad no fuera lo mismo. La sociedad está terriblemente condicionada por todo aquello viejo, tradicional, subdesarrollado de alguna u otra forma, carente sencillamente de evolución y desarrollo. La sociedad representa enormes carencias sociales. ¿Una paradoja? Sólo una realidad. Una gran máscara de conveniencia, acordada con el mudo desacuerdo de los individuos que conforman la sociedad. Ellos no pueden expresarlo, serían automáticamente expulsados de ella, como los que ya fueron expulsados. PUede que no sea literalmente, realmente expulsados, puede que solo sean despreciados, desprestigiados, ignorados, odiados, marginados, privados de derechos y libertades. Aunque curiosamente la vida en sociedad y todavía más aún el formar parte (expecialmente si es activa) de ella, implica una irremediable renuncia a la libertad y a los derechos no aceptados socialmente.