viernes, 13 de mayo de 2011

Apartamento destrozado

Cuando volvió a casa todo estaba como lo había dejado. Aunque era un pequeño apartamento, apenas había quedado algo en pie, solo algunas estanterías que estaban en la pared. Se había ahorrado de destrozar los discos y los libros, tampoco había arrancado los pósters. Sin embargo el sofá estaba patas arriba, la mesa del café estaba medio rota, la mesa de comer estaba en el suelo, le faltaban tres de sus cuatro patas. Los sillones también estaban volcados y las sillas tiradas por el suelo, algunas de ellas rotas. La lámpara que estaba en una mesilla, cerca del sofá y los sillones estaba ahora sobre el sofá, junto a los cojines que también estaban fuera de lugar. Las lámparas de pie estaban por el suelo, posiblemente rotas. Sorprendentemente no habían cristales esparcidos por el suelo.
Cogió aire y se puso a recogerlo todo. Retiró las mesas y las sillas, metió las patas rotas en una bolsa de basura, grande y negra. Cogió el tablero de la mesa del café y lo observó durante un rato. Comprobó si todavía había alguna posibilidad de encajar las patas. Lo dejó a un lado, evitando las astillas. Cogió los tableros y las piezas más grandes, de madera, apartó los sillones y los dejó junto a la pared. Encendió la aspiradora, la pasó por toda la moqueta del centro de la habitación. Levantó y colocó el sofá. Comprobó que las lámparas funcionaran, aunque ya no tuvieran la mampara que tenían antes. Todas iban. Las llevó a su habitación y las dejó sobre la cama. Volvió al salón, quitó las fundas de los cojines y los repasó uno por uno quitando posibles astillas. Los llevó a la cocina y los metió en otra bolsa de basura. Comprobó el sofá (ya en su sitio) y los sillones (todavía apartados) quitando astillas. Quitó las fundas de los sillones y la del sofá y las metió en la misma bolsa que las de los cojines. Llevó los sillones a su sitio. Pasó la aspiradora por el resto de la estancia. Sacó las lámparas que todavía conservaban sus respectivas mamparas, solo eran dos. La única que se había salvado era en la que reposaba una lámpara, que curiosamente fue una de las dos que se mantenía casi intacta. Decidió dejar otra vez en su habitación la lámpara de pie y se quedó el salón casi vacío. Había un sofá sin cojines y unos sillones desnudos. Guardó la aspiradora. Todavía quedaban unos cuantos minutos de sol. Abrió todas las ventanas del apartamento de par en par. Entró en el baño un momento al salir, se quedó quita, parada, con los brazos en jarras, viendo el salón. Lo único que permanecía intacto era la mesilla de la lámpara y la lámpara, además de los libros, los discos y los vinilos, en definitiva, lo que había en las estanterías. La lámpara estaba apagada, igual que la luz, sólo quedaba la luz del sol.
Se dirigió a las estanterías que cubrían la pared oeste y empezó a buscar un disco. Tomó un recopilatorio de Nirvana y con la carátula en la mano se dirigió a la minicadena y puso el disco. Mientras le daba al play se preguntaba qué hacer a continuación. Empieza a sonar y está sentada en el suelo, bajo la mesa, entre el sofá y un sillón, echa la cabeza hacia detrás con la esperanza de poder sentir los rayos de sol en su cara, con sentir aquel calorcillo mezclado con la gélida brisa, lo que apenas era ya un recuerdo. No recordaba la última vez que lo había sentido.
Metió los dedos en su bolsillo derecho, no le cabía la mano (eran unos de esos ceñidos pantalones en los que metas lo que metas, tienes que ponerte de pie para sacarlo). Aún seguía ahí. Encendió la lámpara, se levantó y entró en su habitación. Salió con el tabaco de liar en la mano izquierda y el mechero y las boquillas en la derecha.
Nada podía cambiar en tan poco tiempo, no pasará nada porqué se desentienda del mundo por un rato. Además, no quería que cambiara nada, todavía no: se había ganado un respiro.

1 comentario:

  1. ¿Esto es todo? esperaba que fuese ciertamente más largo.
    pero, muy bien!^^
    y el papel de su nemesis...guauh! (malditos pantalones ¬¬)

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