miércoles, 22 de septiembre de 2010

La ética de la televisión, nuestra moral

Viernes 9 de julio de 2010

Es innato el conocimiento del bien y del mal o es, por el contrario, de la misma forma que se amaestra, más correctamente, de la misma forma se domestica, a los perros, por asociación, quiero decir. Tal vez por incuestionable influencia de la televisión, esa niñera gratuita que casi todos los padres (aunque lo nieguen) han dejado a cargo del cuidado y educación de sus hijos. La mía es una generación domesticada y moralizada po rlo que esa caja brillante y palpitante mostraba, muestra y seguirá mostrando.
Son sus modelos, sus estereotipos, sus aspiraciones, los que persiguen seguro, todos -o la inmensa mayoría- de los niños y no tan niños, jóvenes y adolescentes que en teoría son plenamente poseedores de conciencia de sus propios actos. Unos actos calcados al milímetro de sus personajes televisivos, de sus ídolos, una lucha por ver quien imita más fielmente a esos estereotipos hipócritas, y sus formas de vida, por ver quien los "conoce" mejor (es decir, que no pierde ninguno de los minutos de emisión).
Como he dicho, esto afecta más a la infancia que nos ocupa, pero son esos adolescentes, por cierto de dudosas facultades intelectuales, aunque no por ello inhumanos, también son personas.; en los que vemos el efecto de la esta extendida práctica 'educativa'.

1 comentario:

  1. La educación de la población de un país se mide con la televisión que emite. Sólo hay que hacer un poco de zapping para que me den arcadas, la verdad. Lo mejor es que la gente se traga lo que le echan, y así estamos en un bucle del cual es difícil salir... Es como sobre lo que hablabamos el otro dia en clase de Filosofía, desde la Ilustración la ciencia y la tecnología han evolucionado todo lo rápidamente que ha decaído el ser humano en su búsqueda de la sabiduría. Nietszche tenía razón, la sociedad está inmersa en un nihilismo aplastante y pocos somos los que lo vemos claramente.

    ResponderEliminar